Ronda, la “ciudad de los castillos”, es una de las localidades más singulares de la ruta de los Pueblos Blancos, en la Serranía de Ronda.
Este enclave, dividido por el Tajo del Ronda, un desfiladero de más de 150 metros de profundidad, guarda un pasado milenario repleto de reminiscencias celtas, fenicias, romanas, árabes y cristianas.
Sus murallas, puentes, templos, palacios, museos y demás rincones de interés conforman una de las joyas de la arquitectura malagueña.
Su casco antiguo, declarado Bien de Interés Cultural, se divide en dos partes a ambos lados del río. La parte sur fue habitada por los árabes durante siglos, mientras que el norte fue reconquistado por los Reyes Católicos.
Llaman la atención en Ronda sus tres puentes que conectan ambos lados de la ciudad: el Árabe, construido en el siglo XIV; el Viejo, con su arco de 10 metros de diámetro y el Nuevo, símbolo de la localidad.
La iglesia del Espíritu Santo, construida por orden de los Reyes Católicos tras la conquista de la ciudad de Ronda, es otra parada imprescindible, como también lo son la mezquita mayor, la Casa del Moro, el Museo Arqueológico y el Museo del Bandolero.
El visitante no puede dejar de ver los Baños Árabes de Ronda, un recinto termal del siglo XIII y XIV, considerado el mejor conservado de España. O de pasear por la calle Armiñán, la más importante de la zona histórica y monumental, en la que encontrará multitud de comercios de todo tipo.
El Paseo de Blas Infante; el Mirador de los Reyes Católicos con sus maravillosas vistas; el Convento de Santo Domingo, edificio con quinientos años de historia que actualmente alberga el Palacio de Congresos… Los atractivos de la ciudad malagueña no tienen fin. Sin duda, un lugar para sumergirse en la historia con mayúsculas.
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